martes, 17 de enero de 2012

La mentira de la rosa

 
    Pero sucedió que el principito, habiendo caminado largo tiempo a través de arenas, de rocas y de nieves, descubrió al fin una ruta. Y todas las rutas van hacia la morada de los hombres.
    -Buenos días-dijo.
    Era un jardín florido de rosas.
    -Buenos días-dijeron las rosas.
    El principito las miró. Todas se parecían a su flor.
    -¿Quiénes sois?-les preguntó, estupefacto.
    -Somos rosas-dijeron las rosas.
    -¡Ah!-dijo el principito.
    Y se sintió muy desdichado. Su flor le había contado que era la única de su especie en el universo. Y he aquí que había cinco mil, todas semejantes, en un solo jardín.
     "Se sentiría bien vejada si viera esto-se dijo-; tosería enormemente y aparentaría morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que aparentar cuidarla, pues, si no, para humillarme a mí también, se dejaría verdaderamente morir....."

        El principito, Antoine de Saint-Exupéry.



    Se acerca inmaculada, con la mirada pétrea y te escupe en el alma. Se escurre viscosa, casi en silencio y se aloja  más allá del pancreas. La decepción te inunda, lo anega todo. Viene vestida de invierno, imperturbable, arrasando todo a su paso. Es capaz de arrancar de cuajo raíces centenarias y contemplar impasible el desastre natural.
    Quizá sea la decepción el sentimiento con mayor poder para convertir todo en un paisaje yerto. Quizá lo sea. O quizá sólo sea la parte visible de la constante duda soterrada y ni siquiera tenga poder por sí misma y se apoye en esa desconfianza latente que amenaza sin apenas oírse.
    Cuando alguien descubre que su rosa no es única, la decepción acude ciclónica y borra cualquier atisbo de sonrisa en décimas de segundo. Y entonces miras alrededor y observas aturdido millones de rosas iguales a la tuya. Si lo hubieras sabido desde el principio, no le hubieses construido ese altar de adoración cotidiana. Te hubieses limitado a observarla con cautela...... Pero aquella rosa te dijo ser única......mintió. Y ahora se aproxima ella, la decepción, con su ballesta y te deja agonizando en vida.
    Sin embargo, hay un sentimiento glorioso, poderoso....que es capaz de vencer a la fétida decepción. Gracias a ese sentimiento, la mentira de la rosa sobre su unicidad, se torna tierna. Y sientes que sí, que tu rosa es diferente, porque es vulnerable a ti. Se eleva única para conservarte. Y no hay nada más bello.

1 comentario:

  1. Hay veces que creo no conocer el sentimiento de decepción, pienso que soy su creador, quién hace que viva y someta a alguien con CORAZÓN.

    L-Tamarindo: Agrío y dulce a la vez.

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